Malena Pichot es desparpajada. Su vida es la vida universalizada de la mujer que sufre por amor, de cualquier mujer. Su privacidad no existe, se hace pública. Ella misma responde los comentarios de sus seguidores, los interpela, discute y ríe con ellos. No intenta intelectualizar su postura femenina frente a la vida, pero hay en sus comentarios un tinte indeleble de crítica social.